Ambiente centrado en el
alumno. Los diferentes contextos, culturas e intereses de los alumnos hacen
variar su compromiso con el aprendizaje, por lo que el docente debe poner
atención en el punto de partida de cada alumno y en sus progresos en el
aprendizaje. Las actividades destinadas a los alumnos deben ser diseñadas para
que se puedan realizar, aunque es importante que sean un reto para que ellos
conserven e incrementen su compromiso con el aprendizaje y evitar la decepción.
Lo anterior debe ayudar a los alumnos a conectarse con los contenidos por
enseñar.
Ambiente centrado en el
conocimiento. Implica tener claridad sobre qué enseñar. En este punto, la
clave es identificar los contenidos fundamentales de la asignatura, es decir,
los que permitan al alumno construir los demás contenidos del currículo, así́
como nuevos contenidos curriculares posteriores e, idealmente, un aprendizaje
permanente a lo largo de toda su vida. Como los programas de estudio exceden el
número de contenidos que es posible enseñar en el corto tiempo dado a las asignaturas
y los libros de texto se extienden demasiado en su desarrollo y en los
detalles, lo anterior representa un cambio de actuación del docente para
desarrollar el currículo: realizar un ejercicio de planificación que dé entrada y
ubique los contenidos fundamentales por bloque, unidad o tema, los vincule con
algunos de otras asignaturas y diseñé secuencias didácticas que “usen” los
libros de texto e incorporen materiales diversos en diferentes soportes
(periódicos, revistas, Internet y discos, además de los libros de las
bibliotecas escolar y de la localidad).
Ambiente centrado en la
evaluación. Con un enfoque que permita a los alumnos retroalimentar sus
logros de aprendizajes, con niveles de desempeño explícitos que los impulsen a
obtener cada vez mejores logros. Una vez que el docente define el conocimiento
que el alumno debe aprender, se requiere de la evaluación para monitorear su
progreso, saber en qué́ fase se encuentra en el desarrollo de su pensamiento
formal y rediseñar las estrategias de enseñanza. Para lograrlo se requiere que
el alumno desarrolle la metacognición con el fin de que se comprometa con sus
aprendizajes y rebase la asociación de la evaluación con una calificación
aprobatoria.
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